3/4/2012

Los minerales y la lucha por las tierras raras

El teléfono móvil inteligente con el que hablamos, la tableta que engorda las cifras de Apple, la pantalla plana en la que ayer vimos el gran evento deportivo, las turbinas de energía eólica y un largo etcétera de la tecnología del presente y futuro tienen un corazón tan poderoso como escaso. Detrás de esa finísima tecnología hay diecisiete elementos químicos extraídos de minerales conocidos como tierras raras: elementos difíciles de extraer y a la vez esenciales en la economía digital.
Son 17 elementos que hacen funcionar los nuevos dispositivos digitales, los coches híbridos, las pantallas de rayos X, los imanes más potentes. Sus nombres quizá le suenen a chino, nunca mejor dicho. Son escandio, itrio y el grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio), y se esconden en piedras de bastnasita, didimio, monacita y loparita.
Durante 30 años, hasta comienzo de la década de los años 90 del siglo pasado, Estados Unidos gobernaba en el entonces minúsculo mercado de las tierras raras. De una mina en Mountain Pass (California) se extraían unas pocas toneladas. Al final de los años 80 entró en juego China, que pronto empezó a vender estos minerales a un precio más reducido de lo que costaba su extracción en Occidente. El Gobierno de Pekín puso tecnología y precios moderados, adueñándose del mercado.
En los últimos años China ha reducido a la mitad sus exportaciones y las tierras raras han cobrado cada vez más importancia en la industria de la tecnología de vanguardia. Estados Unidos, la Unión Europea y Japón han demandado al gobierno de Pekín ante la Organización Mundial de Comercio por restringir las exportaciones. «Las tierras raras son demasiado importantes para nosotros como para mantenernos al margen», ha dicho Barack Obama.
El presidente Obama recordó que esos minerales raros son esenciales para la fabricación de baterías de coches híbridos y tecnología avanzada, e imprescindibles para “tomar el control de nuestro futuro energético. Queremos que nuestras compañías construyan esos productos aquí, en Estados Unidos, pero necesitamos acceso a los minerales raros que China provee”, añadió. La operación comercial china tiene una enorme trascendencia al dificultar la fabricación en Occidente de un amplísimo catálogo de productos de la economía digital.

Indicios en España
Para el Instituto Geológico y Minero de España, “Estados Unidos ha descuidado el acceso a estos recursos”, asegura Manuel Regueiro, jefe de relaciones externas del Organismo. En la guerra fría acumularon un gran stock de minerales críticos. Eran más prudentes. Luego los vendieron, y cerraron la mina de California, que estuvo una década parada. Hace dos años, Mountain Pass volvió abrir, con capital japonés, pero su producción actual resulta irrelevante.
Puede haber tierras raras en otras zonas del mundo, pero, como en el caso del petróleo, hace falta dinero y tiempo para invertir en prospecciones y en valorar su rentabilidad, asegura Manuel Regueiro. En España también hay indicios de zonas donde pudiera haber tierras raras, en Galicia, Extremadura y Castilla y León, donde se cree que hay lantano y cerio. «Hace falta una política minera que no existe», añade, y pone como ejemplo que son compañías canadienses las que buscan en nuestro país uranio, cobre y oro.
China ha justificado la caída de la producción y de las exportaciones como una forma de “proteger el medioambiente y permitir el desarrollo sostenible”. Creen que han ganado poco dinero en una producción que contamina las zonas donde se extrae, como la región autónoma de Mongolia Interior. Este nuevo escenario ha provocado un aumento vertiginoso de los precios. Por ejemplo, el neodimio, utilizado en smartphones y tabletas, cotizaba en el mercado a 60 dólares el kilo hasta enero de 2011, y en unos meses alcanzó los 290 dólares.

Fuentes: http://www.abc.es
http://www.igme.es