1/6/2012

¿Qué hay bajo el suelo de Río Tinto?

Parte 1

 

Bajo el suelo de Río Tinto, en Huelva, un reactor de microorganismos parece estar detrás de la elevada acidez y las altas concentraciones de hierro que caracterizan a este río único en el mundo. Científicos del Centro de Astrobiología han efectuado durante varios meses una campaña de perforación para saber quiénes son y cómo trabajan estas misteriosas bacterias subterráneas. Quizá guarden algún secreto del subsuelo de Marte.
“Hemos llegado a los 270 metros de profundidad y hay indicios de una falla por la que probablemente corre el agua”, dice Ricardo Amils, microbiólogo y director del proyecto, durante la reunión matinal que cada día celebraba con su equipo en un pequeño hotel de Nerva (Huelva). El investigador concluye como siempre: “A por ellos que son pocos y cobardes”. No se refiere a enemigos humanos, sino a los microorganismos subterráneos de Río Tinto, unas bacterias que viven ocultas del sol y del oxígeno.
“Estos microorganismos necesitan dos cosas: agua –encontrando evidencias de su presencia–, y los sulfuros metálicos que les sirven de alimento, en especial la pirita (sulfuro ferroso)”.


Son los integrantes del proyecto IPBSL (Iberian Pyrite Belt Subsurface Life), liderado por el Centro de Astrobiología (CAB, INTA-CSIC), y financiado con 3,4 millones de euros por la Fundación Europea para la Ciencia. El objetivo es estudiar la vida en el subsuelo de la Faja Pirítica Ibérica, la mayor concentración de sulfuros metálicos del mundo producida por la actividad hidrotermal.
Se trata de un territorio de 250 km de largo y 50 de ancho que se extiende desde Portugal hasta la provincia de Sevilla, aunque el equipo se ha centrado en una zona próxima al nacimiento del río Tinto.
Algunas zonas se asemejan a los paisajes marcianos, como Las Zarandas, aunque el parecido más importante es a nivel del subsuelo. De hecho Río Tinto está considerado uno de los mejores análogos de Marte desde el punto de vista geoquímico. Lo que ocurre aquí abajo puede ser similar a lo que se esconda bajo la superficie del planeta rojo, sobre todo si se llega a encontrar agua líquida.


“El proyecto IPBSL nos enseñará a saber cómo dirigir la búsqueda en Marte”, dijo el director del CAB, Javier Gómez-Elvira, cuando vino a presentar la campaña de perforación el pasado mes de diciembre de 2011. Estas aguas están cargadas de hierro y otros metales pesados –algunos  tóxicos como el arsénico o el cadmio–, además de ácido sulfúrico. Su pH es poco más de 2.
Los científicos han descartado que estas características extremas se deban a las actividades mineras. Son las bacterias las que están detrás del proceso. “Desde hace tiempo se piensa que existe un reactor subterráneo, donde los microorganismos en contacto con la pirita y el agua ponen en marcha el proceso de quimiolitotrofía, es decir, la obtención de energía a partir de minerales”, dice Amils. “Con el proyecto IPBSL trataremos de confirmar esta hipótesis”.


El equipo ha instalado el sistema de perforación cerca de Peña de Hierro, una antigua mina a cielo abierto. La elección no ha sido casual. Se ha realizado un estudio geofísico previo que aconsejaba taladrar en este lugar. El informe también revela a qué profundidad hay mayor conductividad, sobre los 300 m (donde se aproximan ahora), 400 y 600 m. Esto se relaciona con una mayor probabilidad de encontrar la pirita y el agua con los iones que generan los propios microorganismos. En cualquier caso está previsto profundizar hasta 1 km si hiciera falta.
Continuará…..
Fuente: SINC