11 de Marzo 2013

Burdeos, la gran zona vinícola de Francia

Segunda parte

Haciendo historia en el desarrollo de Burdeos
Hasta el siglo XIV casi la totalidad del vino que se bebía en Inglaterra procedía de Gascuña. Eso terminó con el final de la Guerra de los Cien Años en 1453, cuando el territorio de Gascuña fue adjudicado a Francia. De la noche a la mañana, Holanda pasó a ocupar la posición dominante que hasta entonces habían ostentado los británicos desde prácticamente el año 1152 con la boda de Leonor de Aquitania y el Duque de Normandía, más tarde rey de Inglaterra como Enrique II.
Los holandeses, con su poderosa flota, controlaban la mayor parte del comercio mundial e importaban vinos de todas las zonas vinícolas, especialmente de Portugal y Burdeos. De hecho, a principios del siglo XVII, y amparándose en un ingenioso sistema de canales, procedieron a la desecación del Mèdoc e introdujeron la técnica de sulfatación para conservar los vinos. Ello significó el inicio de la etapa fundadora de los grandes châteaux, como Haut-Brion, Latour, Lafite y Margaux.
A comienzos del siglo XIX surgieron tímidos intentos de clasificación de los châteaux que desembocarían en la famosa clasificación de los diversos crus y el gran triunfo en la Exposición Universal de Paris. El año 1855 marca, pues, para Burdeos el inicio de su edad de oro y su esplendor vitivinícola.
El terroir
Dos factores contribuyen de forma decisiva a crear las condiciones ideales para los grandes vinos de Burdeos -al margen de que los holandeses tuvieran que desecar gran parte del territorio del Mèdoc para poder plantar vides-: de una parte, la situación geográfica de la zona entre el Ecuador y el Polo Norte le permite disfrutar de un clima muy equilibrado para obtener vinos con fuerza y estructura y, además, finura y elegancia en perfecta sintonía.
En segundo lugar, la cercanía del océano Atlántico con la corriente cálida del golfo permite obtener unas condiciones moderadas sin grandes oscilaciones de temperaturas extremas y, a más a  más, los extensos bosques de la costa de Aquitania también protegen la zona de las tormentas provenientes del Atlántico. Por ello, aquí no existe el peligro de las heladas salvo de manera muy excepcional, como así ocurre en otras zonas vinícolas de Francia (Borgoña, Champaña……..).
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