19 de Septiembre 2013
El Fondillón: reliquia de la viticultura española
Cuarta parte
Auge, caída y resurgir
El momento dorado de El Fondillón llegó en el siglo XIX cuando este vino fue ensalzado a la cumbre en la Exposición Universal de Paris. Al éxito cosechado en la exposición, su merecida fama y popularidad, se unen dos hechos que, involuntariamente, coadyuvaron al máximo reconocimiento de los vinos de Alicante: en un primer momento la enfermedad del oídio(hongo que se desarrolla sobre hojas, brotes y frutos de la vid, apreciándose en ellos las típicas manchas harinosas blancas) que arrasó con los viñedos europeos y, en segundo lugar, la terrible plaga de la filoxera (insecto parásito de la vid) que diezmo, inicialmente, el viñedo francés y, más tarde, el resto del viñedo europeo.
Con objeto de tener un continuo abastecimiento de vinos de procedencia alicantina, además de los vinos de Rioja, Francia suscribió un tratado de comercio preferencial. De esta forma, una considerable cantidad de vinos de Burdeos estaban "regados" con vinos de Alicante elaborados con la variedad Monastrell, variedad que les daba un excelente color y alto grado alcohólico.Esta situación tan favorable produjo un fuerte desarrollo en la elaboración y comercio del vino en la región, llegándose a las 93.000 hectáreas de cultivo y a 1.200.000 hectolitros de producción de vino anual.
Paradójicamente, esta situación de transacciones comerciales tan favorables, devino en un auténtico problema para el Fondillón. En efecto,vender vino del año a Francia era mucho más fácil, lucrativo e incluso prestigioso que elaborar fondillón, que era caro, lento y poco demandado, por la mayoría de los los viticultores dejaron inmediatamente de elaborar su vino histórico, para abrazar el dinero fácil que les ofrecían los franceses con sus gráneles del año.
Después de más de dos décadas de bonanza económica vinícola, el acuerdo comercial preferente con Francia llega a su fin en 1892 y los productores se encuentran ante el problema de la enorme sobreproducción existente, unos ciento veinte millones de litros de vino por vender que, ahora, no tienen salida ya que tampoco se habían buscado otros mercados alternativos. El declive y la depresión económica de la zona vinícola se hizo muy pronto realidad y, como ya ocurriera en Francia, la filoxera era una realidad en España, certificando la crónica anunciada del hundimiento comercial vitivinícola de la zona.
Así fue como el Fondillón despareció desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Rezan algunas crónicas que en 1954, cerca de la población alicantina de Castalla, se encontró en la partida de Caseta Nova un tonel lleno de Fondillón de 1871 perteneciente a don Juan Maisonnave, y que don Eleuterio Lorca heredó. La fortuna hizo que un encuentro con Salvador Poveda ambos decidieran elaborar fondillón utilizando para ello dicho tonel.
En efecto, fue Salvador Poveda quien lo restauró y cuidó en la década de los años sesenta del siglo XX, con un formidable trabajo de análisis, lecturas, conversaciones e investigación,recuperando poco a poco el mítico vino alicantino a partir de la madre de aquel tonel olvidado por el tiempo, auténtica seña de identidad cultural y reliquia enológica.