26 de Septiembre 2013
En tiempo de vendimia el cobre es un elemento esencial
Una de las grandes amenazas que puede arruinar la cosecha de todo un año son los hongos, siendo una de las herramientas más fiables que el agricultor tiene a su alcance para reducir este tipo de riesgos el sulfato de cobre, un potente antifúngico que no daña a los cultivos y que previene la aparición de hongos.
Una de las cosechas más amenazadas por los hongos es el cultivo de la uva. El hongo más común de la vid es el Botrytis. Produce unos efectos nocivos para el desarrollo de la uva, deteniendo su fermentación antes de que el vino haya acumulado el suficiente grado de alcohol. Los viticultores utilizan el sulfato de cobre para proteger a las plantas antes de la época en que se espera la aparición de este hongo.
El cobre es un fitosanitario clásico y el único bactericida autorizado por la Unión Europea. Es uno de los denominados protectores de contacto en los que su aplicación forma una lámina superficial de protección que evita que las esporas de los hongos y las bacterias se establezcan y se desarrollen en el interior del fruto. No penetra dentro de la uva, por lo que ésta puede ser ingerida después de ser tratada con cobre. Su efecto es preventivo, no cura las partes afectadas de la uva y no impide el desarrollo de la enfermedad una vez que el hongo se ha implantado en ella.
En las plantas, el cobre posee un importante papel en el proceso de la fotosíntesis al formar parte de la composición de la plastocianina. Alrededor del 70% del cobre de una planta está presente en la clorofila, especialmente en los cloroplastos. En 1882, Pierre Marie Alexis Millardet, un profesor de Botánica en Burdeos, observó una respuesta inusual en algunas viñas. La finca estaba muy afectada por el mildiu y la mayoría de las viñas habían perdido sus hojas. Sin embargo, las filas más cercanas a la carretera que se habían embadurnado con una pasta de sulfato de cobre y agua para hacerlas menos atractivas a los transeúntes, tenían las hojas intactas.
Millardet comenzó a hacer mezclas con sulfato de cobre, cal y agua, y en 1885 pudo dar a conocer su descubrimiento. Este sulfato de cobre recibió el nombre de “Bouillie Bordelaise” o “caldo bordelés”. Surgió así el primer fungicida de la historia. Un procedimiento que se elaboraba hasta no hace muchas décadas por los viticultores en pilas de piedra y consistía en hacer reaccionar el sulfato de cobre en piedra con la cal viva. Hoy en día, el caldo bordelés continúa siendo utilizado gracias a su gran efectividad.
Los principales compuestos de cobre para su uso agrícola son el caldo bordelés, que es una mezcla de sulfato de cobre y cal viva; el caldo borgoñón, que sustituye la cal viva (hidróxido de calcio) por carbonato sódico; y el oxicloruro de cobre, que es el más utilizado.
El Centro Español de Información del Cobre (CEDIC) es parte de una red internacional de asociaciones – patrocinada por la industria del cobre – cuya misión común es ayudar a desarrollar y defender los mercados del cobre, en base a sus excelentes propiedades técnicas y a su contribución a una mejor calidad de vida. Esta red se agrupa bajo una misma marca e identidad visual: Copper Alliance.
Fuente: Informaria y Portal Minero