FEBRERO 2018
El suelo como factor de producción vitícola
21 Febrero 2018
La polisemia del término suelo -pluralidad de significados de una palabra- motiva diferentes respuestas en función de cual sea la formación recibida, de manera que será diferente el significado de suelo para un arquitecto que para un biólogo o para un ingeniero….. En lo que aquí respecta, se va a considerar su significado como suelo vitícola desde un punto de vista agronómico en cuanto elemento de importancia, junto al clima, para la producción de uvas y vinos de calidad.
El suelo, como terreno donde se asienta el viñedo y a la vez alimento de la vid, determina la producción de un buen vino, debiendo distinguirse el suelo natural del suelo agrícola para alcanzar el tipo de suelo que se trata, es decir, el suelo vitícola.
El suelo natural resulta de la transformación de la roca madre subyacente influida, sin la intervención del ser humano, por factores físicos, químicos y biológicos. El suelo agrícola es el resultado de la modificación / transformación producida en el mismo por la intervención humana mediante la aplicación de métodos y sistemas agrícolas.
La conjunción de los dos tipos de suelos precedentes, -suelo natural y suelo agrícola- siguiendo criterios ecológicos, geográficos y económicos, con técnicas de cultivo agrícola que promocionen el crecimiento y desarrollo óptimo de la vid es lo que da lugar, por último, al suelo vitícola.
La vid, como planta “todo terreno” que se adapta a todo tipo de suelos, viene en buena medida predeterminada por el origen geológico del suelo, de forma que los vinos producidos con idénticas variedades en suelos provenientes de diferentes rocas madres, no resultan iguales aunque el clima sea el mismo.
Todos los suelos derivan de una roca madre y cuando se meteorizan por la acción del clima, la flora y la fauna, forman distintos tipos de terreno según el origen de la roca y las condiciones ambientales, presentando un perfil del suelo con varias zonas perfectamente diferenciadas:
1.- Horizonte A, de lixiviación o lavado. Se presenta en un tono oscuro por la abundancia de materia orgánica muy rica en humus, siendo a la vez muy pobre en minerales solubles pues el agua de la lluvia los disuelve arrastrándolos hacia horizontes inferiores. Esta capa u horizonte proporciona al suelo los elementos nutritivos para las plantas y, de forma específica, para la vid.
2.- Horizonte B, de acumulación o precipitación. En esta capa u horizonte se precipitan las sales minerales disueltas provenientes del Horizonte A, caracterizado por contar con mayor cantidad de arcilla y un color más claro que el anterior.
3.- Horizonte C, de transición. Se encuentra constituido por la roca madre en proceso de meteorización con fragmentos de esa roca madre rodeados de una matriz de naturaleza arenoso-arcillosa integrada por minerales heredados y de alteración.
4.- Horizonte D, de roca madre sin alterar.
De todo lo anterior se colige que la fertilidad de un suelo viene determinada por la suma de sus factores físicos, químicos y biológicos, si bien un buen número de autores considera que los aspectos mencionados no dejan de ser distintos aspectos del mismo concepto por lo que el mismo ha de abordarse de forma unitaria. Con respecto a los factores físicos hay que tener en cuenta cuatro parámetros: profundidad del suelo, textura, estructura y color. En los factores químicos, destacar el valor del pH como parámetro que interviene de manera trascendental en la nutrición del viñedo a través de elementos como el nitrógeno, el potasio, azufre, calcio, magnesio, hierro, etcétera.
Por último, los factores biológicos están constituidos por la integración de los restos vegetales y hongos, así como microorganismos sumados a los animales o microfauna formada, principalmente, por lombrices, gusanos, moluscos, etcétera, así como por las heces y deyecciones de los mismos.
En definitiva, un suelo adecuado es imprescindible para obtener un buen vino, debiendo buscarse siempre el terreno idóneo y, aún para el supuesto de que el suelo no sea el ideal, siempre cabe la posibilidad de efectuar algunas labores que permitan su corrección y mejora.
Al final, y siempre, la naturaleza es sabia pues demuestra nuestra ignorancia vendimia tras vendimia.