FEBRERO 2018
El Internet de las cosas en el medio rural
28 Febrero 2018
El “Internet de las cosas” o “Internet de los objetos”, por sus siglas en inglés IoT, es un concepto que nació en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en USA y que, ahora, también llega al sector primarioAunque se trata de un término popular que genera dudas, una revolución en las relaciones entre los objetos y las personas, incluso entre los objetos que se conectarán directamente entre ellos y la Red, ofreciendo datos en tiempo real. Es decir, se usa la interconexión digital de objetos cotidianos con acceso a Internet, a menudo sin la necesidad del ser humano, para que se comuniquen entre sí y, por lo tanto, sean más inteligentes e independientes.
Es un sistema muy demandado que este año finalizará con 8.380 millones de dispositivos conectados a nivel mundial, lo que supone un crecimiento de un 31% respecto a 2016 (consultora Gartner). Gracias a esta tecnología es posible aumentar el rendimiento por hectárea, optimizar procesos, ahorrar tiempo, predecir fallos en la maquinaría o efectuar control de plagas entre otras muchas aplicaciones.
En un mundo totalmente conectado, con la Agricultura Inteligente es posible obtener información detallada del cultivo, el suelo y de las variaciones climáticas en tiempo real desde cualquier dispositivo fijo o móvil (móvil, Tablet, smartphone….). Según Alberto Clerigué, director de inversiones de Sodena, “la agricultura inteligente es un paso más para el desarrollo e innovación del sector agroalimentario. Todos estos sensores transmiten información en tiempo real a un sistema en la nube que ayudará a los agricultores a conocer datos útiles para realizar predicciones y mediciones para ahorrar tiempo y conseguir mayor rentabilidad de los cultivos”.
Las nuevas tecnologías IoT han irrumpido con fuerza en sectores tan tradicionales como el agrícola o el ganadero con el objetivo de mejorar la calidad de vida y reducir el trabajo más pesado de los agricultores y ganaderos. Entre algunas de las aplicaciones prácticas del Internet de las Cosas en el sector primario, destacan las siguientes:
a).- Los smart tractors. Estos tractores inteligentes sustituyen la cabina del conductor por un completo sistema autónomo basado en cámaras, radares, GPS y sensores que detectan obstáculos y hacen que el vehículo cambie de dirección para evitar impactos. El agricultor lo programa con una aplicación y lo hace trabajar de forma simultánea con otros tractores, funcionando mediante la conexión e introducción de mapas en el sistema, con los límites del campo y con un software para la planificación de los trayectos.
b).- Los drones. Son aeronaves no tripuladas que muchos agricultores utilizan para conocer con precisión, y en tiempo real, el estado de los cultivos y, de esta forma, poder efectuar una agricultura de precisión.En este ámbito, la consultora IDTechEx calcula que el mercado de robots y drones para la agricultura mueve ya 2.600 millones de euros al año y prevé que esta cifra se pueda triplicaren 2022 hasta alcanzar casi 9.000 millones de euros. Como muestra de estas aplicaciones Polonia trabaja con los denominados “drones abeja” para favorecer la polinización mundial debido a la disminución de estos insectos esenciales para la vida y la especia humana en el planeta.
c).- La monitorización en línea. A través de sensores se permite a los agricultores conocer desde su smartphone o tablet la temperatura, humedad y tamaño del tallo de la fruta o cultivo, pudiendo cada persona, en función del estado de los cultivos, adecuar a cada finca o parcela el tratamiento de fertilizantes y funguicidas de forma eficaz y con notable precisión.
d).- La ganadería conectada. A través de esta aplicación, las herramientas y sensoresmiden el movimiento del ganado, controlan su nutrición e, incluso, su capacidad reproductiva, pudiendo los ganaderos pueden conocer en todo momento los ganaderos la localización de los animales para facilitar su recuento y reducir robos.
e).- Por último, los controles de plagas inteligentes a través de sensores remotos se instalan en los cultivos y avisan a los agricultores sobre cuáles son las condiciones que propician la proliferación de plagas, así como las acciones necesarias para contrarrestarlas manualmente o automáticamente gracias al uso de las nuevas tecnologías.
Fuente: Tecnovino