JULIO 2018
Navalcarnero,villa histórica del vino - Tercera parte
4 Julio 2018
Los vinateros elaboraban los vinos en sus propias casas y los hollejos eran aprovechados para fabricar aguardientes (pura economía circular con aprovechamiento de residuos). La conservación y guarda de los mismos se producía en la multitud de cuevas que horadaban la real villa y que se comunicaban unas con otras por el subsuelo del municipio (al igual que otros muchos pueblos de España) donde siempre se mantenía un grado de humedad y temperatura constante, sin ruidos ni vibraciones y sin luz (ideal para la crianza), esperando en reposo y en la mejor de las condiciones de guarda, ser queridos y degustados en multitud de encuentros plagados de alegrías, penas y anécdotas e historias infinitas.
Llega el siglo XX y dos graves problemas se producen en Navalcarnero para la viticultura y en toda España: la temida plaga de la filoxera detectada en 1.914 en San Martín de Valdeiglesias y que se extendió rápidamente arruinando el viñedo madrileño en general y de Navalcarnero en particular, haciendo desaparecer muchas variedades autóctonas, provocando una cambio sustancial en el sector del vino. Para acabar con la temible plaga hubo que importar vides americanas cuya raíz era inmune al insecto y a la plaga y realizar injertos sobre la nueva cepa. Navalcarnero no se rindió y renovó casi todo su viñedo, Cuando todo parecía recuperarse llegó la guerra civil española entre 1.936 y 1.939, abandonándose buena parte del viñedo al primarse el cultivo de cereales y produciendo una importante crisis vitivinícola generalizada cuya recuperación, lenta y difícil, no se produciría hasta la década de los años cincuenta con la plantación masiva de especies foráneas por su mayor rendimiento cuantitativo y grado de alcohol, predominando la Garnacha en Navalcarnero y surgiendo un buen número de cooperativas vinícolas en los años cincuenta.
Por fin, los vinos tintos de Navalcarnero, de intenso color, elevada capa y alto grado alcohólico se van abriendo camino, abastecen a los grandes envasadores y se mezclan con otros y se beben en bares, tabernas y sitios de restauración. Sin embargo, con el notable descenso del vino de finales de los años sesenta y la década de los setenta, así como con la comercialización a granel que tanta salida daba a la producción, los vinos de Navalcarnero se desdibujan y parecen destinados exclusivamente a la producción de gráneles y a pasar muy desapercibidos. No queda otra salida más que la renovación del sector que, también, se produce en casi todas las zonas vitivinícolas de España, teniendo que acometer elevadas inversiones, recuperar variedades de uva casi pérdidas y actualizar los criterios de elaboración y tratamiento de los vinos.
El final del túnel de una cierta decadencia vinícola de los vinos de Navalcarnero llegaría con la solicitud de acogerse a la Denominación Específica Vinos de Madrid en 1.984, aprobada por la Consejería de Agricultura de la Comunidad de Madrid y, dos años después, por el Ministerio de Agricultura en 1.996, siendo definitivamente reconocida la DOP en 1.990, acometiendo la actualización de un sector paralizado y con pocos recursos en los que casi ninguna bodega vendía su producción embotellada sino a granel.
En la actualidad, Navalcarnero es la capital de una de las tres subzonas vitivinícolas de la DOP Vinos de Madrid, formada por 19 municipios, con casi un 15 % del viñedo inscrito de la Comunidad de Madrid. Por fin, y después de siglos de luces y oscuridades, Navalcarnero vuelve a poseer un viñedo de calidad y elaborar, como en siglos anteriores, unos vinos de reconocido prestigio en el panorama vitivinícola. El vino y Navalcarnero no solo van de la mano desde hace siglos, es que su historia y su nombre son la misma cosa. Disfrutémoslos.