La Comisión Europea ha acordado prorrogar un año las medidas excepcionales de apoyo al sector vitivinícola, extendiendo su vigencia hasta el 15 de octubre de 2021 y, con carácter retroactivo, hasta el 16 de octubre de 2020. El sector vitivinícola, gravemente afectado por las consecuencias de la crisis de la COVID-19, se ha visto perjudicado por el cierre de restaurantes y bares en toda la UE, las restricciones y cancelaciones de celebraciones y los rápidos cambios en la demanda.
A todo ello, se unen los aranceles estadounidenses al vino procedente de la Unión Europea (UE) y la limitación de las exportaciones a los Estados Unidos, en el contexto del contencioso entre Boeing y Airbus en la Organización Mundial del Comercio (OMC), que han empeorado la situación a la que se enfrenta el mercado (Véase el artículo del autor en Enominer/Sendas del Vino, de fechas 1 y 8 de abril de 2020, pinchando sobre los enlaces siguientes:
https://www.enominer.com/NOTICIAS/NOTICIAS_2020/ABRIL/1_abril_2020/1_abril_2020.html
https://www.enominer.com/NOTICIAS/NOTICIAS_2020/ABRIL/8_abril_2020/8_abril_2020.html
Un primer paquete de medidas de apoyo adoptadas en 2020 (Reglamento de Ejecución (UE) 2020/600 de la comisión, de 30 de abril de 2020), tenían por objeto maximizar el uso del presupuesto disponible en el marco de los programas nacionales de apoyo al sector vitivinícola, proporcionar ayuda financiera a los beneficiarios y minimizar los efectos negativos en los precios de mercado.
El segundo paquete complementario de medidas excepcionales de apoyo al sector vitivinícola, reconocía que el sector vitivinícola es uno de los sectores agroalimentarios más afectados, debido a los rápidos cambios en la demanda y al cierre de restaurantes y bares en toda la UE que, en ningún caso, ha sido compensado por el consumo interno. Las nuevas medidas excepcionales incluían:
Una excepción temporal a las normas de competencia de la Unión Europea. El artículo 222 del Reglamento de la organización común de mercados (OCM) permite a la Comisión adoptar excepciones temporales a determinadas normas de competencia de la UE en situaciones de desequilibrios graves del mercado.
De esta forma, la Comisión adoptó una excepción de este tipo para el sector vitivinícola, permitiendo a los agentes económicos auto organizarse y aplicar medidas de mercado a su nivel para estabilizar su sector, respetando al mismo tiempo el funcionamiento del mercado interior, durante un período máximo de seis meses. Por ejemplo, se les permite planificar actividades conjuntas de promoción, organizar el almacenamiento por agentes económicos privados y planificar conjuntamente la producción.
-Incremento de la contribución de la UE. La contribución de la UE para todas las medidas de los programas nacionales de apoyo aumentará un 10 % y alcanzará el 70 %. Una medida excepcional anterior ya había aumentado su contribución del 50 % al 60 %, suponiendo un alivio financiero para los beneficiarios.
-Pago de anticipos para la destilación y el almacenamiento en casos de crisis. La Comisión permitirá a los Estados miembros abonar anticipos a los agentes económicos para las operaciones en curso de destilación y almacenamiento en casos de crisis.
Estos anticipos pueden cubrir hasta el 100 % de los costes y permitirán a los Estados miembros utilizar plenamente los fondos de sus programas nacionales de apoyo para este año
El conjunto de las medidas ampliadas para 202 -tercer paquete- (Reglamento de Ejecución (UE) 2021/78, de la Comisión, de 27 de enero de 2021), responde a la larga duración de las restricciones impuestas por los Estados miembros para hacer frente a la pandemia, y la necesidad de mantenerlas, así como al agravamiento de la grave perturbación económica a las salidas comerciales del vino y el consiguiente efecto negativo en la demanda durante el año 2021.
Grosso modo, incluye el uso de ayudas para la destilación y el almacenamiento de crisis, una mayor contribución europea (del 50 al 70 %) a los programas nacionales de apoyo y una mayor flexibilidad de los programas de apoyo al mercado. En relación con este último extremo, se han desarrollado herramientas más flexibles con objeto de poder controlar el potencial productivo y la posibilidad de que los Estados miembros adapten sus programas de apoyo.
En particular, los Estados miembros podrán modificar sus respectivos programas nacionales en función de las necesidades durante el año, siendo un supuesto concreto la flexibilidad introducida para la aplicación de la medida relacionada con la cosecha en verde. Con ello, se permite a los operadores disponer de tiempo necesario para encontrar mano de obra que permita realizar el trabajo en las difíciles y complejas condiciones derivadas de la pandemia.
Madrid, 31 de enero de 2021
J. Alfredo Gómez Pascual