Se trata de una gran explotación de ocre de principios del siglo XX que ha dejado un interesante paisaje minero aunque no exento de algun peligro. El sistema de extracción de mineral es mediante la construcción de pozos de gran profundidad, alguno de los cuales conectan con pequeñas galerías. En nuestro recorrido encontramos no menos de cincuenta pozos sin señalización alguna, y además muy camuflados con el esparto y otras plantas. Al llegar a la cumbre, donde se encuentra la principal concesión, San Juan, se puede apreciar la cantidad de explotaciones que drenaron la montaña durante el periodo de extracción. Se pueden contar por centenares las escombreras de característico color ocre que jalonan toda la sierra, y que en su día debieron dar mucha vida a estos parajes hoy abandonados.
En una de las primeras escombreras que visitamos, se pueden encontrar muestras de ocre sobre el que ha recrecido una fina capa de goethita con bellas irisaciones metálicas.
Para finalizar la jornada entramos a una de las pocas minas lineales que nos permite comprobar la tremenda fragilidad de la construcción, con tremendas grietas que van desde el techo hasta el suelo. A unos 25 metros aproximadamente la galería vuelve a concluir en un gigantesco pozo que impede la continuación. Una jornada de gran interés y una minería distinta a la que estamos acostumbrados a ver y que siempre supone una experiencia enriquecedora.