La intensa jornada del sábado unida a la
circunstancia de que algún@s aficionad@s regresaban a
Valencia, Murcia y/o Alicante, produjo algunas bajas
para continuar con la jornada mineralógica del domingo.
Después de despedirnos en el albergue la expedición
minera continuó camino a Cañada de Verich para visitar
unas explotaciones de arcilla. El astro rey no nos dio
tregua y hacia las 11.30 horas, con adecuada provisión
de agua, nos encontrábamos en el destino previsto
examinando la cantera denominada “Minas de Mulet y Suñer”,
en explotación para la obtención de arcillas
refractarias.
Algun@s aficionad@s ya tenían el firme propósito de
buscar y rebuscar en las zonas de arcillas carbonosas
-siempre con menos esfuerzo físico que las geodas de
calcita- nódulos de marcasitas asociados a piritas que,
en ocasiones, se encuentran con pequeñas ramas
carbonificadas, así como algunos cristales maclados que
se conocen con el nombre de “cresta de gallo” por la
formación tan característica que presentan.
Estas explotaciones de arcilla están compuestas por
distintos frentes y niveles en los que aparecen
cristales en geodas de calcita muy bellos, y de variados
hábitos, destacando la forma de escalenoedro, con
“dientes de perro”, en sus niveles superiores, pudiendo
llegar a encontrarse cristales de hasta 3 y 4 cm con
algo de suerte.
Poco después de las 13.00 horas, el intenso calor y la
plena satisfacción obtenida durante las jornadas
anteriores y la del día de la fecha, puso en marcha a
numerosos miembros que fueron abandonando el lugar para
regresar a sus lugares de partida. Hacia las 14.30 horas
aproximadamente tan sólo quedábamos ya un reducido
contingente de nueve personas.
Había que saciar la gazuza y un pequeño grupo de siete
personas, tras despedirnos de María Luisa y Ricardo que
allí se quedaron, nos pusimos rumbo a Utrillas, cruce de
caminos en el que unos tomarían dirección a Valencia,
otros a Alicante y otros a Madrid.
Quiso el destino, el azar, la providencia o….vaya Dios a
saber, que fuésemos a parar al pueblo de Torrevelilla y,
concretamente, al restaurante multi-servicio rural
conocido como “La Torreta”. Dispone de servicio de
cafetería, restaurante, tienda, terraza, comercio,
internet rural y punto de información turística.
Para nuestra sorpresa, después de tomar unos generosos
aperitivos, comimos muy correctamente y algo más, de
manera abundante, y con una relación calidad – precio
que debería ser un ejemplo a seguir. A ello se unió,
además, la corrección en el trato y en el servicio, así
como la cordialidad, motivos que hacen del lugar un
sitio realmente recomendable en cualquier tipo de
salida, excursión o viaje por la zona. No te
arrepentirás.
Alfredo Gómez Pascual