Visitamos el Hoyazo de Níjar que aunque presenta apariencia de caldera volcánica, corresponde a los restos de un antiguo domo volcánico submarino de composición dacítica que se formó hace unos 6.2 millones de año (Messiniense), siendo cubierto posteriormente por un arrecife de coral. A causa de los procesos de erosión, actualmente las rocas volcánicas afloran en el núcleo de una depresión central rodeada por una corona de rocas carbonatadas que resaltan por su mayor dureza.
En este lugar, la escorrentía de las aguas superficiales ha generado el barranco de las Granatillas y es donde radica su principal interés. En el fondo de sus cauces se concentran miles de cristales de granates. Es tal su abundancia que en algunos lugares parece que por el lecho de las ramblas haya corrido sangre.
El Cerro del Hoyazo forma parte del llamado Cinturón Volcánico Neógeno del Sureste de la Península Ibérica, que se extiende desde el Cabo de Gata en Almería hasta el Mar Menor en Murcia y comprende numerosos afloramientos de rocas volcánicas de las series calcoalcálinas a alcalinas y ultrapotásicas. La roca volcánica en el Hoyazo presenta una textura porfídica, con un característico color gris y en muchos casos se halla intensamente alterada, presentando coloraciones amarillentas y verdosas. Debido a la gran cantidad de materiales del encajante metamórfico arrastrados y fundidos parcialmente (llamados también “restitas”) durante la extrusión del domo volcánico, la roca ha sido clasificada petrológicamente como una dacita labradorítica-cordierítica-biotítica con granate. De hecho, esta es una de las localidades tipo en España donde se describió por primera vez la cordierita. Otros minerales presentes son la biotita, sillimanita, cuarzo y plagioclasa
Sin embargo, los granates son el mineral más notorio en estas rocas. Aparecen tanto en forma de xenocristales en la roca volcánica, como componentes de enclaves metamórficos metapelíticos alojados en la roca volcánica de color gris y, finalmente, formando los depósitos terrígenos arenosos tipo “placer” producto de la erosión.
Los cristales de granate son euhedrales a subhedrales y alcanzan un tamaño de varios milímetros. Estos granates son de tipo almandino, esencialmente férricos. Las propiedades físico-químicas particulares de este tipo de granate (dureza, peso específico y alta resistencia a la degradación) y su inusual acumulación en estos parajes hicieron que en el pasado fueran explotados económicamente. Su uso principal en la industria ha sido como abrasivo (papel de lija) y también para tratamiento de metales y como aditivo en cementos para perforación de pozos petrolíferos.
La explotación en El Hoyazo se inició a principios de siglo XX y se paralizó en 1933, llegando a ser el segundo yacimiento de su tipo a nivel mundial. La extracción se efectuaba mediante recogida de las arenas por medios manuales o mecánicos, llegándose a excavar pequeños calicatas y galerías para acceder a zonas con mayor concentración de granates. Posteriormente, entre 1995 y 2000 se volvió a intentar su explotación, llegándose a instalar equipos industriales de separación magnética y cribado del material.