Mitos en el mundo del vino: Jerez

Primera parte

La tradición vitivinícola jerezana nos retrotrae a tres mil años de antigüedad. Hemos de remontarnos a los viajantes fenicios en sus navíos procedentes del Asia Menor, entre los cauces de los ríos Tigris y Éufrates. En esos navíos, rumbo al Mediterráneo, viaja la cepa autóctona denominada Vitis vinífera -Palomino fino-, madre por excelencia de los generosos jerezanos.
Estrabón, geógrafo griego del siglo I a.C., relata, en su libro Geografía, que las vides jerezanas fueron traídas a la región por los fenicios alrededor del año 1100 a.C. Los mismos fundadores de la antigua Gades (Cádiz) y Xera (Jerez) fueron los que trajeron hasta nuestras tierras el arte de cultivar la vid y la técnica de la vinificación -elaborar el vino- desde las lejanas tierras del actual Líbano.
Este pueblo de comerciantes distribuía y exportaba el vino por todos los rincones y lugares del Mediterráneo, especialmente a Roma. De esta manera, el vino de Jerez adquiere una de sus características más importantes y que ha marcado su identidad a lo largo de los siglos: la de ser un "vino viajero".
Desde la dominación romana, con la pacificación de la Bética, allá por el año 138 a.C., se inicia una corriente comercial muy importante de productos de esa región hacia la metrópoli. Los gaditanos vendían a Roma aceite de oliva y vino de la región de Ceret. Ya entonces la fama del "Vinum Ceretensis" traspasaba fronteras y era apreciado no sólo en Roma, sino en otros muchos rincones del Imperio, como lo prueban numerosos restos arqueológicos, en forma de ánforas, las cuales se marcaban según su contenido con motivo del pago de tasas y tributos varios.
Columela, escritor romano de agronomía y amigo de Séneca, escribe en los primeros años de nuestra era en su obra sobre los Trabajos de Campo (Res Rustica) lo que ha sido durante siglos la base del viñedo jerezano: los tipos de suelo y de vides, el emplazamiento de las viñas, las faenas que se le debían efectuar y en qué estación del año, así como la calidad del mosto resultante.
Muy posiblemente estamos ante un producto único e irrepetible en el mundo, así como ante la bebida alcohólica más antigua del mundo: el vino de Jerez.
Desde el año 711 d.C., con la dominación árabe, Jerez continúo siguiendo un gran centro de elaboración de vinos a pesar de la prohibición en el Corán de consumo de bebidas alcohólicas. Sin embargo, gracias a la producción de pasas, al uso del vino con fines medicinales y a la elaboración de perfumes, continúo el cultivo de la vid y la elaboración del vino.
En el siglo XII, los vinos de Jerez eran comercializados y apreciados en Inglaterra, donde eran conocidos con el nombre árabe de la ciudad, "Sherish”. Su creciente demanda de vinos de Jerez por parte de comerciantes ingleses, franceses y flamencos, obligó al Cabildo de la ciudad a promulgar el 12 de Agosto de 1483 las Ordenanzas del gremio de la Pasa y la Vendimia del Jerez, auténtico primer Reglamento de la DO, que regula los pormenores de la vendimia, las características de las "botas" (barricas), el sistema de crianza y los usos comerciales
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