21 de Abril 2014
Algunas bodegas compran tierras en altura
ante un eventual cambio climático
Un eventual cambio climático -y las alteraciones que provoca en los viñedos- se ha hecho un hueco desde hace algún tiempo en la agenda de las bodegas españolas, que no sólo han tomado medidas durante la recogida y transformación, sino que compran tierras a mayor altura o con mejor disponibilidad de agua.
Investigaciones recientes prevén que, para el año 2050, la superficie de terreno adecuada para la producción de uva se reducirá entre un 25 y un 75 % en algunas zonas tradicionales de cultivo de vid,lo que incluye a los tres principales países productores de vino a nivel mundial, incluida España, según se recoge uno de los textos analizados recientemente en el Congreso a instancias del PP.
España dispone de la mayor extensión de viñedo de la Unión Europea y del mundo; es el segundo exportador mundial de vino y mosto en términos de volumen, tras Italia, con 19,5 millones de hectolitros, y el tercero en valor, con 2.360 millones de euros.
El cambio climático en la viña tiene consecuencias en el nivel de ph, el desfase entre la madurez y el aroma y el grado de alcohol, aunque no todas las variedades se verán afectadas por igual, a juicio de los expertos, investigadores y enólogos.
Hasta el momento, uno de los mayores proyectos del sector ha sido el denominado "Cenit Deméter", centrado en analizar la adaptación de las variedades tempranillo (tinto) y albariño (blanco) a las principales variables que afectarán al clima en los próximos años.En el futuro, la asociación Plataforma Tecnológica del Vino (PTV) tendrá un papel relevante en el desarrollo de programas de I+D+i, que incluirán la adaptación a este fenómeno climático.
El problema del calentamiento global ha llamado la atención de numerosas firmas bodegueras como Matarromera, Juvé & Camps, Roda, Protos, Unión de Cosecheros de Labastida, Barbadillo, Martín Códax, Gramona, Dominio de la Vega, Pago de Carraovejas, Domecq, Marqués de Terán o Torres, entre otras. Es posible que surjan nuevas tierras donde antes no se pensaba que podría hacerse vinos y, también, que puedean crearse nuevas denominaciones de origen y zonas vinícolas.
Fruto de esta conciencia, Bodegas Torres compra terrenos más al sur de los que explota en Chile actualmente; en España, ya tienen viñedos a 900 metros de altura en Tremp y en el Pirineo de Aragón (1.200 metros); y estudian variedades mejor adaptadas al entorno.
Las vendimias nocturnas serán cada vez más habituales en España para garantizar las mejores condiciones de la uva y evitar los rigores del cambio climático, comentan desde Aura, de Domecq Bodegas, situada en Rueda, una denominación en la que ya se cosecha con máquinas el 90 % de la producción -casi todo, de noche-.
Aumenta el número de bodegas que lanzan ambiciosos programas para minimizar su impacto en el medio, reducir las emisiones y huella de carbono e hídrica y contribuir a mitigar los efectos del cambio climático, aspectos que, a través del mercado, los consumidores valorarán cada vez más al alza.
Países como España, Chile o Australia comienzan a experimentar con algunos efectos del cambio climático, incrementos medios de temperatura y vendimias que cada vez se hacen más en agosto y menos en septiembre, como ha sido lo habitual durante siglos. Un fenómeno, que está llegando y, poisblemente, se quede entre nosotros en un futuro que ya casi está aquí.
Fuente: Portal Agroalimentario Besana
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