17 de Febrero 2014

Vega Sicilia, un mito del prestigio y la exclusividad

Primera parte

En 1.864 Eloy Lecanda fundó Vega Sicilia, la bodega que simboliza la leyenda dorada del vino tinto español. En su larga historia, la propiedad de Vega Sicilia ha cambiado en varias ocasiones de manos aunque, siempre, ha mantenido su personalidad en la elaboración de esos vinos concentrados, maduros, generosos, únicos y extremadamente elegantes.
Hablar de Vega Sicilia es viajar al corazón de un mito y de una leyenda. Bajo su divisa, el prestigio y su secreto es el tiempo. Es una historia construida desde el trabajo, el amor al detalle, la tradición y la discreción. Por eso, y no sólo por eso, Vega Sicilia es mucho más que una bodega, es un auténtico mito del prestigio y la exclusividad.
Pero la forja del mito de Vega Sicilia se inició 16 años atrás en 1.848, año en el que se publicó el Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels, cuando Toribio Lecanda, padre de Eloy, compró al Marqués de Valbuena una finca de 2.000 hectáreas dedicada entonces a labores agrícolas y ganaderas.
Regresamos a 1.864 cuando Eloy compró en Burdeos 18.000 cepas de variedades Cabernet Suvignon, Malbec, Merlot y PinotNoir, destinados a la elaboración de brandy y ratafías (licor hecho a base de aguardiente y/o anís, con una maceración de plantas y/o flores, y/o frutos, y/o especias, en el que se añade azúcar). Llegamos a 1.876, año de grandes éxitos para Eloy Lecanda; en primer lugar, obtiene un certificado internacional por sus brandis en la Exposición Internacional de Filadelfia y, en segundo lugar, consigue ser proveedor oficial de la Casa Real, otorgándole en 1.880 la Gran Cruz de Isabel la Católica. Hasta ahora, no había nacido todavía el tinto que daría la gran fama a la bodega.
Aunque es conocido que los seres humanos hacen y construyen su propia historia, algunas personas también escriben y construyen, además, la historia ajena. Es el caso de Domingo Garramiola, alias “Txomin”, personaje de gran transcendencia que llega a Vega Sicilia de la mano de Cosme Palacio, arrendatario de los terrenos de Vega Sicilia que habían adquirido la familia Herrero. Estamos a comienzos del siglo XX, en 1.904, y Domingo viene con el mandato de elaborar vino. Incorpora modernas técnicas bordelesas para la vinificación y crianza del vino, renovando las barricas y empeñándose especialmente en mantener una buena y correcta higiene en los lagares.
Once años de trabajo y experimentación acabaron dando su fruto en 1.915, año en el que se produce el nacimiento de dos vinos excelentes: Vega Sicilia y Valbuena. Con un estilo que sigue el modelo de entonces, es decir, largas crianzas en tinas y barricas de madera, con una producción escasa y embotellado según llegaba el pedido.
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