Han transcurrido algunos días desde que regresé a Bodegas Buezo y, aunque ya sé que nada es completamente perfecto, continúamuy presente todo ese universo vibrante de sensaciones y emociones que te transmite el vino y sus gentes como una auténtica experiencia.
En estas tierras de la joven y prometedora Denominación de Origen Arlanza (2007), que hunden sus raíces vitícolas hasta el siglo X del que se conservan algunas reseñas históricas de la existencia de viñedos al cuidado de los monjes en los monasterios, en el denominado paraje de Valdeazadón, del municipio de Mahamud, provincia de Burgos, es donde se encuentra ubicada Bodegas Buezo.
El camino más idóneo -por distancia, trazado y estado de conservación- para acceder a Bodegas Buezo hay que tomarlo desde el interior del municipio de Ciadoncha y no desde el de Mahamud, aunque sea en este último término municipal donde se encuentra la bodega y sus instalaciones. Se trata de una pista perfectamente acondicionada para el tránsito de todo tipo de vehículos, inundada a ambos márgenes de la misma de un paisaje castellano policultivo de suaves y onduladas laderas de cereales, con pequeños cerros aquí y allá, que comparten protagonismo con el viñedo conducido en espaldera en toda la superficie de la finca (55 hectáreas).
Los sentidos y el corazón se rinden a los encantos extraordinarios de la arquitectura de la viña en Bodegas Buezo. Es todo un espectáculo visual y para el espíritu, especialmente con la luz del orto y el ocaso, ver esos paisajes definidos por zonas de monocultivos en grandes viñedos de olas de viña sobre cuestas y laderas, o en mares de viña sobre cuestas y llanos, en los que el viñedo se extiende desde un primer plano a un segundo y a un tercero, apareciendo una gran masa de viña que todo lo inunda.
Sin embargo, lo más característico del paisaje de Bodegas Buezo, como ya quedo expuesto, hace referencia al policultivo, encontrándonos con una disposición visual de la viña denominada sello de correos. Ello confiere un gran dinamismo y fuerza visual al paisaje, plagado de texturas, formas, colores, orientaciones, etcétera, que se van entretejiendo y dando una fuerza expresiva de gran magnitud. Todo ello va creando un cromatismo extraordinario y diferente a lo largo del ciclo biológico de la vid, así como de otros cultivos, y de las estaciones climatológicas que van transcurriendo a lo largo del año.
Al llegar a las instalaciones de la bodega, edificada sobre un cerro o promontorio desde el que la vista nos proporciona un deleite sin par, cabe preguntarse acerca del estado de un hombre sobre la felicidad, sobre lo que le gusta y sobre lo que le disgusta.
El edificio de la bodega y el resto de las instalaciones, es un ejemplo de arquitectura de vanguardia de bella factura, obra del arquitecto Mariano Cobo, que no sólo favorece y prestigia la marca de Bodegas Buezo, sino todo la DO en su conjunto.
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