enero 2022
Vidrio y vino son la combinación ideal - Parte 2ª
31 Enero 2022
En el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, en la Ruta del Vino de Rioja Alta, puede ver se un audiovisual donde se muestra la fabricación de las botellas, tanto de la manera en que se hacía antiguamente (con el método del soplado de vidrio, que requería una técnica depurada, conocimientos de fundición y mucha habilidad), como de la forma en que se hacen hoy en día, con métodos industrializados.
Este museo también recoge una colección de objetos de vidrio relacionados con el servicio del vino: botellas, vasos, copas, jarras, damajuanas, decantadores, redomas… Son piezas que van desde la antigüedad clásica a comienzos del siglo XX y en las que destaca la unión entre el carácter utilitario de estos objetos y su categoría artística, pues en muchas culturas y épocas el ritual del servicio y la degustación del vino se cuidaba al máximo ya que se consideraba la bebida de los dioses.
Sin salir de este museo podemos conocer la relación del vidrio con el vino en el ámbito de los laboratorios de los enólogos. La ciencia sirve para prever la evolución del vino en la bodega y en el viñedo, algo en lo que el vidrio ha jugado un papel muy importante gracias a instrumentos como microscopios, ebullómetros, densímetros, alcohómetros, refractómetros…
En el Museo de las Ciencias del Vino, en la Ruta del Vino y el Cava Ribera del Guadiana, también se presta atención a este aspecto. En una de sus salas se ha recreado un antiguo laboratorio de análisis vínico; en otra se explica, a través de botellas con vino de diferente color, la importancia de la psicología en el proceso de degustación; y la física y la enología se unen al mundo del vidrio y el vino en las salas donde se habla del proceso de destilación y en la que se exponen las copas adecuadas para tomar vinos o cavas.
En el Museo Provincial del Vino de Valladolid, en la Ruta del Vino Ribera del Duero, donde volvemos a encontrarnos con los antiguos oficios relacionados con el mundo del vino y donde podemos aprender más sobre uno en concreto: el vidriero. Los vidrieros se encargaban de fabricar, de manera artesanal, las botellas y las damajuanas donde se conservaba y transportaba el vino. Este es uno de los oficios relacionado con el mundo del vino que prácticamente ha desaparecido, a pesar de que desde hace unos años algunos enólogos han recuperado procesos de elaboración en estos recipientes (para blancos y dulces), por no hablar de los que se han mantenido, como el del vino rancio, de crianza oxidativa.
Entre las muchas curiosidades que guardan los Museos del Vino están los diferentes tipos de botellas en las que se puede envasar el vino, atendiendo a su tamaño, que tienen nombre propio. La Estándar tiene una capacidad de 750 mililitros y una de las teorías que explica la generalización de esta medida tiene que ver con el vidrio y los sopladores de vidrio que, como decíamos, eran quienes fabricaban las botellas. Según esa teoría, la capacidad pulmonar a la que mejor rendían los vidrieros daba como resultado botellas de ese tamaño.
Pero también se elaboran botellas más pequeñas y más grandes. Por debajo de la Estándar está la Media botella (375 ml) y el Cuarto (187,5 ml), también llamada Piccolo o Benjamín; y por encima encontramos la Magnum (1,5 litros), la Doble Magnum o Jeroboam (3 litros), la Rehoboam (4,5 litros), la Imperial o Matusalén (6 litros), la Salmanazar (9 litros), la Baltasar (12 litros), la Nabucodonosor (15 litros), la Melchor o Salomón (18 litros), la Sovereign (25 litros), la Primat (27 litros) y la Melquisedec (30 litros). Algunas -como la Matusalén y, en general, las de mayor capacidad- se utilizan especialmente en los espumosos.
Por último, es oportuno recordar que el vidrio es un material cien por cien reciclable, pudiendo procesarse ilimitadamente y sin perder propiedades por ello, ahorrándose un 30 por cien con respecto al proceso de creación de un vidrio nuevo. En el proceso de reciclaje, el vidrio es triturado y fundido, recordemos, con arena de sílice, carbonato de sodio y caliza en la fabricación de otros productos. Al reciclar el vidrio, se reduce en un 20 por cien la contaminación atmosférica debido a un menor combustible en la fabricación, ahorrándose hasta 100 Kwh de energía por 1000 botellas y hasta 330 de sílice de arena.
No olvides beber con moderación y, después de disfrutar de una buena botella de vino, no la deseches con el resto de basura y acércala hasta el contenedor de vidrio más cercano para su reciclaje, estarás ayudando a conservar y mantener el medio ambiente.
Fuente: Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) y Rutas del Vino de España
Madrid, 31 de enero de 2022
J. Alfredo Gómez Pascual