2 Junio 2013

Cañada de Verich. Teruel

La intensa jornada del sábado unida a la circunstancia de que algún@s aficionad@s regresaban a Valencia, Murcia y/o Alicante, produjo algunas bajas para continuar con la jornada mineralógica del domingo. Después de despedirnos en el albergue la expedición minera continuó camino a Cañada de Verich para visitar unas explotaciones de arcilla. El astro rey no nos dio tregua y hacia las 11.30 horas, con adecuada provisión de agua, nos encontrábamos en el destino previsto examinando la cantera denominada “Minas de Mulet y Suñer”, en explotación para la obtención de arcillas refractarias.
Algun@s aficionad@s ya tenían el firme propósito de buscar y rebuscar en las zonas de arcillas carbonosas -siempre con menos esfuerzo físico que las geodas de calcita- nódulos de marcasitas asociados a piritas que, en ocasiones, se encuentran con pequeñas ramas carbonificadas, así como algunos cristales maclados que se conocen con el nombre de “cresta de gallo” por la formación tan característica que presentan.
Estas explotaciones de arcilla están compuestas por distintos frentes y niveles en los que aparecen cristales en geodas de calcita muy bellos, y de variados hábitos, destacando la forma de escalenoedro, con “dientes de perro”, en sus niveles superiores, pudiendo llegar a encontrarse cristales de hasta 3 y 4 cm con algo de suerte.
Poco después de las 13.00 horas, el intenso calor y la plena satisfacción obtenida durante las jornadas anteriores y la del día de la fecha, puso en marcha a numerosos miembros que fueron abandonando el lugar para regresar a sus lugares de partida. Hacia las 14.30 horas aproximadamente tan sólo quedábamos ya un reducido contingente de nueve personas.
Había que saciar la gazuza y un pequeño grupo de siete personas, tras despedirnos de María Luisa y Ricardo que allí se quedaron, nos pusimos rumbo a Utrillas, cruce de caminos en el que unos tomarían dirección a Valencia, otros a Alicante y otros a Madrid.
Quiso el destino, el azar, la providencia o….vaya Dios a saber, que fuésemos a parar al pueblo de Torrevelilla y, concretamente, al restaurante multi-servicio rural conocido como “La Torreta”. Dispone de servicio de cafetería, restaurante, tienda, terraza, comercio, internet rural y punto de información turística.
Para nuestra sorpresa, después de tomar unos generosos aperitivos, comimos muy correctamente y algo más, de manera abundante, y con una relación calidad – precio que debería ser un ejemplo a seguir. A ello se unió, además, la corrección en el trato y en el servicio, así como la cordialidad, motivos que hacen del lugar un sitio realmente recomendable en cualquier tipo de salida, excursión o viaje por la zona. No te arrepentirás.

Alfredo Gómez Pascual